Fútbol Nacional

Juan Carlos Almada: “Estoy preparado para dirigir lo que sea, de eso no tengo dudas”

El ex melenudo delantero que brilló en la década de los noventa en el fútbol chileno, hoy director técnico, dice estar preparado para dirigir en Chile y que por diversos motivos las puertas han estado cerradas.
“Martín Palermo que hizo 300 goles en Boca Juniors, pero que nunca jugó en Chile, va y dirige, y yo, que hice más de 100 goles en el torneo chileno no puedo ir”. Ejemplifica un contrariado Juan Carlos Almada.

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En Manta Ecuador, dirigiendo en tercera división encontramos a Juan Carlos Almada, goleador, que en Chile vistió las camisetas de Deportes Concepción, Cobreloa, Arturo Fernández Vial y Universidad Católica entre 1990 y 1993. Corto periodo en el que convirtió más de cien goles. 

Ha sido un año muy duro este 2020 para mí. Vine antes de la pandemia acá a Manta, Manabí, un lugar hermoso y me agarró la pandemia. Estuve 76 días encerrado aquí. Ahora me encuentro esperando una oportunidad de trabajo acá en Ecuador, de no resultar me tendré que ir a mi país, Argentina”. 

Luego de su retiro en 1997, Almada siguió vinculado al fútbol. Fue gerente deportivo en su querido Deportes Concepción y en 2010 vivió su única experiencia como director técnico en nuestro país cuando dirigió a Naval de Talcahuano.

Hoy con 55 años Almada busca hacerse camino como director técnico y no oculta su anhelo de dirigir a Deportes Concepción cuando el equipo llegue a primera división.

En Chile ya dirigí a Naval y no me fue mal en segunda categoría. Pasaron cosas, como perder cinco penales en siete partidos, luego me agarró el terremoto y maremoto en 2010. Por aquello, me sucedió algo que mucha gente no sabe, me agarró crisis de pánico y estuve diez años encerrado en mi provincia en Argentina”. Almada cuenta que en los primeros dos años la pasó muy mal. “Temblaba en un sillón y se me cayó mi tesoro más preciado que era mi pelo”.

La verdad la pasé muy mal y por eso no me moví de mi provincia durante diez años, lo que me valió no tener ofertas para dirigir. Lo único que tuve, fue un ascenso invicto en Argentina en un federal C, y también dirigí seis partidos en Defensa y Justicia en el Nacional B”.

Sobre el estar preparado, Juan Carlos Almada dice:

«Estoy preparado para dirigir lo que sea, de eso no tengo dudas. Porque si uno trabaja en equipos del interior de su país, en segunda división en Chile o donde estoy ahora, en tercera de Ecuador, te puedo asegurar que estar en primera división es mucho más fácil».

Hoy, su ex equipo como jugador, Universidad Católica, vive un buen presente al menos en el ámbito nacional. Almada está al tanto de aquello y reconoce que existe un buen trabajo por parte de Ariel Holan como DT.

Para católica no me postulo, nombro a otros que están antes que yo y no han tenido la oportunidad, como Ricardo Lunari o Raúl Gorosito. Para dirigir a Universidad Católica parece que tengo que hacer méritos. Ahora con Deportes Concepción, creo que la vida nos va a unir en algún momento. Solo falta que me den la oportunidad, estoy preparado y para mí sería hermoso”.

Llegada a Chile

Entre 1988 y 1990, Juan Carlos Almada se consagra en Defensa y Justicia, transformándose en el goleador del torneo Nacional B de Argentina, el segundo torneo de importancia en aquel país. Luego de aquel logro llegaron ofertas por él. Huracán, equipo de primera en Argentina lo pretendió, pero el melenudo goleador optó por venir a la octava región de Chile y calzarse la camiseta lila de Deportes Concepción. Recuerda que en su primera nota periodística en Chile le preguntaron de dónde venía.

Las cosas han cambiado, en el fútbol actual ser goleador del segundo torneo en importancia de Argentina es muy valorado. Al respecto el ex delantero señala, “hoy en día ser goleador del Nacional B te vale ir a jugar a Arabia Saudita, Boca Juniors o River Plate. Bueno, yo me vine a Concepción y no me arrepiento, tuve un año y medio hermoso donde ganamos la liguilla y clasificamos a la Libertadores de 1991”.

El año 1992 tuvo pasos por Cobreloa y Arturo Fernández Vial, pero fue su etapa en Universidad Católica en 1993 la que quedó marcada en el fútbol chileno.

La Copa Libertadores del 93 con Universidad Católica

Al recordar su llegada al cuadro cruzado nombra a algunos de sus compañeros como Jorge Contreras, Luis Pérez, Rodrigo Barrera, Mario Lepe, Nelson Parraguez, entre otros. “De ese equipo solo puedo contar maravillas, porque ganamos la liguilla y clasificamos a la Copa Libertadores”.

¿Cuándo llegas a católica, pensaste en que, en un corto tiempo estarías jugando la final de Copa Libertadores?

Era un tremendo equipo, en esa época aparece Sergio Vásquez, Ricardo Lunari, se recupera José Saturnino Cardozo, más todos los chilenos que teníamos, la verdad yo estaba ilusionado, ahora pensar en llegar a la final, seguramente no, pero era un equipo de hombres y de buenos jugadores.

Recordando esa gran campaña internacional de Universidad Católica en 1993, sin dudas el momento inolvidable para el mundo cruzado, fue la semifinal ante América de Cali.

El 5 de mayo de ese año “La Católica” superaba por la cuenta mínima al cuadro colombiano en el Estadio Nacional con anotación de Ricardo Lunari. La vuelta se jugó el 12 de mayo en el Estadio Pascual Guerrero de Cali, donde los locales se pusieron en ventaja rápidamente por 2-0.

Lo que ocurrió después fue una gesta histórica, ya que el cuadro nacional igualó el marcador con goles de Juan Carlos Almada y Ricardo Lunari. Los minutos finales traerían aún más emociones, ya que Óscar Wirth atajó un penal y los cruzaron sellaron su clasificación a la gran final de Copa Libertadores 1993.

¿Qué pasaba por la cabeza de los jugadores de católica, cuando América marca el 2-0, qué se decían, cuál fue la arenga y como recuerdas ese gol del descuento, que abrió la ilusión de empatar el partido?

“Recuerdo los dos errores que cometimos para que ellos nos marcaran. Solo puedo decir que ese equipo nunca se traicionó, siempre jugó igual, en todas partes. Esa noche de Cali no me la olvido más. Para mí, es el partido más importante de Universidad Católica, hasta que vuelva a una final de Libertadores, por todo lo que significó, por lo dramático y por el penal que ataja Óscar.

Almada agrega “El gol fue uno de los más lindos que hice. Hoy en día me da bronca que católica hace cinco años no pueda pasar la primera fase, por eso quiero enviar un saludo a mis compañeros de ese entonces. Por lo que logramos, que no fue fácil”.

Luego de esa noche épica para el cuadro nacional, llegó la final ante el San Pablo de Tele Santana, Raí, Cafú, Palhinha, entre otros.

Almada recuerda que nunca en su vida corrió tanto atrás de una pelota. “Ellos tocaban y tocaban. Nosotros nunca nos traicionamos en nuestro juego. Una cosa que siempre digo, es que cambiaría todo por haber ganado la copa, entre esas cosas está el rótulo de goleador de esa Libertadores”.

¿Por qué te vas de Universidad Católica?

Pasó que hubo un incidente en el vestuario, el cual no voy a contar, ya pasó mucho tiempo. Eso no me gustó. Ahora sí creo que me equivoqué, porque era un club que yo quería y estaba cómodo.

El registro de Almada fue de 71 partidos y 42 goles oficiales con la camiseta cruzada en 18 meses.

La despedida de Chile y una lesión maldita

Juan Carlos Almada se aleja de Chile y recala en el Club Emelec de Ecuador. “Me acuerdo que voy a Emelec como el goleador de Copa Libertadores y por eso mi llegada fue fastuosa. Lamentable que al segundo partido me lesionan de ligamento cruzado y deciden enviarme a Uruguay a atenderme, supuestamente con el mejor médico cirujano, el cual se equivoca y me tiene que operar por segunda vez, me voy de regreso a Uruguay donde estuve ocho meses más esperando volver. Luego de eso vino la tercera y cuarta operación”.   

¿A pesar de todo lo malo en el final de tu carrera, pudiste retirarte en tu querido Deportes Concepción?

“Luego de mi lesión fue todo un calvario. Me fui de Ecuador y estuve dos meses en Arturo Fernández Vial, dos meses en Olimpo de Bahía Blanca y pude terminar mi carrera en mi querido Deportes Concepción a los 28 años, donde estuve también dos meses y alcancé a marcar mi último gol de cabeza con mi pierna rota. Cuando me retiré de la cancha en ese partido, lo hice llorando, porque sabía que no jugaba más.

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