Columna de opinión – Danilo Leiva
La situación en Colo Colo no da para más, quinta derrota en ocho partidos, durante el Campeonato Nacional 2020. Pero el presente del actual plantel va más allá de una derrota o un triunfo. Existe un notorio desgaste en este grupo de jugadores. El ciclo ya está cerrado, hace rato, jugadores como Julio Barroso, Matías Zaldivia, Óscar Opazo, Carlos Carmona, Esteban Paredes y Matías Fernández dieron todo lo que tenían que dar, levantaron copas y posicionaron al club luego de un pésimo inicio de década. Pero en el presente, un par de esos jugadores, ya debieron salir del club, otros ya no darán más de lo que hemos visto y existen otros que tranquilamente pudieron dejar la actividad.
El domingo se jugará una nueva versión del clásico entre Colo Colo y Universidad de Chile y no es de extrañar que el cuadro popular se quede con la victoria. Aunque parezca increíble, quizás la racha positiva de triunfos en los últimos años, ha ocasionado daños colaterales al club, ya que cada vez que Colo Colo triunfa ante Universidad de Chile, la crisis futbolística e institucional se olvida y vuelve a tomar relevancia el grupo de jugadores por un tiempo.
No se pretende jubilar a nadie, pero el fútbol tiene sus momentos, para el debut, para la gloria y también para el retiro.
Es claro que se ha intentado refrescar el plantel con la salida de Jaime Valdés, Agustín Orión y Jorge Valdivia, pero eso, pareciera que son decisiones más del día a día que una cuestión realizada bajo un plan a largo plazo.
Entonces, hay que hacer la pérdida, llegó el momento y ya la situación no resiste. ¿Por qué no cambiar, renovar, modificar planteles y estructuras? Nada se va a derrumbar, son los costos que hay que pagar en los procesos de cambios y luego de la tormenta se podrá ver el sol y aflorarán los resultados.
Así como pasó tantas veces en la historia del club ¿Cuál es el temor? ¿A qué le temen los dueños del club? ¿A la pérdida económica ¿A los jugadores? ¿A quién?
En 2002 el club quebró, toco fondo ¿Y qué pasó después? se realizó un plan a bajo costo ya que no quedaban más alternativas que recurrir a jugadores que fabricaba el club, y si bien los resultados en un principio no fueron del todo positivos (es decir, se hizo la perdida) posteriormente los dividendos deportivos llegaron y también los económicos, ya que, en el fútbol, los logros deportivos, dan como resultado que la economía de un club prospere.
También es oportuno decir que los jugadores jóvenes no necesitan ser Arturo Vidal o Matías Fernández para que les den la oportunidad. Ellos están ahí, a la mano de las necesidades del director técnico de turno. No me trago esa cuestión que deben ser súper crack para que puedan jugar en el primer equipo, si fuera por eso, cierren cadetes ahora mismo, porque el 90% de los jugadores que están ahí, no son Vidal ni Fernández.
Hay que tirarlos al ruedo, asumir la pérdida, pero bajo un plan maestro que indique hacia dónde va el club en materia deportiva.
Cada comienzo de año es igual al anterior, no van más allá de contratar dos o tres jugadores y otros dos o tres se van ¿Pero hacia dónde va la institución con aquello? En la actualidad ya no basta con el lema que en Colo Colo hay que ganarlo todo, con eso ya no alcanza.
Entonces, cabe preguntarse ¿Cuál es el plan del club para ganar una Copa Sudamericana? ¿Dónde está el proceso para conquistar la Copa Libertadores de América? Simplemente no existe, aunque se diga otra cosa desde el interior del club. Se improvisa día tras día y año tras año, ilusionando a sus hinchas.