A propósito de la oportuna columna de Juan Cristóbal Guarello sobre la falta de jugadores talentosos en el fútbol chileno, me gustaría plantear lo que pienso al respecto.
No sin antes aclarar que lo siguiente es una crítica constructiva a los instructores de las escuelas de fútbol.
Es cierto que el fútbol de la calle, el del barrio es cada vez más escaso, esto por varios factores, la falta de espacios (canchas) debido al crecimiento de la ciudad, la tecnología que hace mella en los niños y también porque las oportunidades de entretención son muchas y variadas.
Si nos centramos en la falta de espacios deportivos podemos constatar que en las ciudades del país se repite la misma escena, la cual muestra que muchas canchas de fútbol o terrenos que se utilizaban como tal, fueron reemplazadas por condominios de departamentos.
Guarello plantea algo muy cierto que trata de lo siguiente: Con una realidad que muestra menos posibilidades para que los cabros se junten y armen una pichanga, es que han surgido las denominadas escuelas de fútbol. En estos lugares dice el periodista se enseña de una forma automatizada, es decir, disminuye la espontaneidad del niño y se fomenta la mecanización, aspecto que debiese estar presente en la formación, pero a una edad más avanzada.
La tesis planteada por Juan Cristóbal indica que “sin datos empíricos admito que la temprana mecanización y conceptualización del juego en niños que solo quieren pasarlo bien, les quita espontaneidad y libertad, disminuyendo la imaginación, la habilidad y la capacidad de superación entre sus pares, sin necesidad de supervisores y niveladores”.
Muchas veces en las escuelas de fútbol los profesores y entrenadores reemplazan la habilidad con la repetición de movimientos. En la columna del profesional se narra un hecho que le ocurrió al actual entrenador de Unión Calera Francisco Meneghini. En un ejercicio rápido «Paqui» realizó una pregunta a varios entrenadores nacionales que trabajan con niños, sobre que hubieran hecho si les habría tocado entrenar a Neymar a los 15 años. La respuesta fue que todos le hubiesen corregido el individualismo. Es decir, le habrían quitado su esencia como futbolista.
Lo anterior podría explicar la razón del porqué en Chile no surgen jugadores habilidosos. Hoy los cabros no son capaces de sacarse a un defensor de encima con una gambeta o un enganche. Necesitamos más espontaneidad, más diversión, más Alexis Sánchez.
El temor al reto del profe al intentar algo diferente, no perder la mecanización, jugar al pie y para el lado, es lo que predomina, en desmedro de un desborde, un enganche, un taquito o una gambeta, esencia del deporte rey que antes encontrábamos en cada esquina, en cada potrero y en cada cancha de tierra del barrio.